Hay que tener un sentido crítico de uno mismo. Una pasión desbordante por lo que uno hace, de cómo deseamos vernos, sí se ve vulgar o no. No se trata tanto de lo que van a decir los demás. Porque, unos podrían ver la foto como algo fuerte y otros afirmar que realmente es un arte.
Existe una forma de comprender no solamente la naturaleza de mí desnudes. Sino? la vertiginosa de la dicha de este potencial intangible de este bello universo. Todo lo que se necesita es comprender la verdadera naturaleza de esta realidad la disposición para aceptar la interrelación indivisibilidad de todas las cosas que nos rodean. Y sentir como el mundo se abre frente a nuestros ojos con miles de infinitas posibilidades.
En nuestra época, desnudarse parece ser sencillo: la inmediatez de los medios de difusión y la democratización de las herramientas, parecen hacer cada vez más fácil el hecho básico de mostrar el cuerpo, de sentir esa inevitable necesidad de construir una opinión estética sobre cómo lucimos o cómo nos vemos. Más allá de eso, desnudarnos por el mero placer de hacerlo, por la sensación de poder hacerlo rompiendo los esquemas de la mediocridad. La desnudez dejó de tener significado frente al opio de algunos humanos.
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