02.02.2021. Cuando fui a mi primera experiencia nudista, dos incertidumbres martilleaban mi cabeza: ¿sería capaz de quitarme la ropa delante de tanta gente extraña? ¿Cómo serían estas personas acostumbradas a frecuentar ambientes naturistas: amables, groseros, exhibidos?
Para mi alivio, las dos incertidumbres se convirtieron en certezas en pocos minutos. Quitarme la ropa fue más fácil de lo esperado y la receptividad de los naturistas no pudo ser mejor.
Nada más llegar al bar, conocí a Carina Moreschi y Glacy Machado, las anfitrionas de la Nude Happy Hour de Porto Alegre. Los dos, a los que había seguido su trabajo durante casi dos décadas, se mostraron muy receptivos.
Amigables, trataron de suavizar el ambiente, haciendo que yo y todos los inexpertos nos sintiéramos a gusto. Y entonces, durante esta y tantas otras horas felices, me di cuenta de que todos los verdaderos naturistas (los experimentados que suelen ir a los lugares oficiales de todo Brasil e incluso del extranjero) eran muy amables. La acogida fue la misma en todas las conversaciones: sonrisas, buenas charlas, relajación a raudales.
Ahora me pregunto: ¿por qué son tan amables?
Creo que es porque, desnudos, todos acabamos siendo iguales. No hay escalas sociales, ni diferenciación entre personas con más o menos dinero. Desnudos nos volvemos iguales en esencia. Cuando desnudamos nuestra ropa también desnudamos todos los símbolos que representan.
Y cuando no tenemos nada que ocultar nos damos cuenta de que tenemos más en común de lo que podríamos imaginar. Acabamos descubriendo intereses y personas en común. Experiencias diferentes que acaban complementándose.
Ten una cosa clara: si realmente quieres adentrarte en este universo naturista, si respetas a los naturistas que te rodean y que vas a conocer, ten por seguro que te encontrarás con gente muy amable que hará todo lo posible para que te sientas cómodo y aceptado.
Yo tuve esta suerte, y espero que tú, que estás leyendo este blog en este momento, también la tengas.
http://vivernu.com.br/
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