Vista desde lo alto de la Fortaleza
Previas al viaje
PorJorge22/05/2022. Me subí al bus que me llevaría hasta Cerro Azul, a 900 km de distancia aproximadamente. Cerro Azul está cerca de San Vicente de Cañete al Sur de Lima… Poco antes de subir, me llamó mi amigo Aldo.
Camaná está caso a tres horas de Arequipa y en el camino a Cerro Azul, él iba a subir al bus en el camino.
-Cómprame el pasaje, voy con ustedes a Cañete- dijo.
A la mañana siguiente ya estábamos en Cerro Azul. Era pleno verano austral y el día poco a poco se iba calentando. Antes de continuar, paramos a desayunar en un pequeño restaurant de junto a la autopista panamericana. Durante el desayuno como siempre la conversación acerca del nudismo naturista y lo bueno que es ser un nudista comprometido como lo somos ambos, es decir mi amigo Aldo y yo. No cualquiera viaja toda una noche para participar en un paseo nudista.
Ya con el estómago lleno recordamos que queríamos llegar al lugar de trabajo de nuestro amigo Luis padre de Edith, quien es casi un Gurú del nudismo peruano. Sabíamos que él trabajaba en un importante centro de abastos de San Vicente y casi casi adivinando nos dirigimos al que creímos era el lugar. En el camino nos comunicamos con Edith y resulta que no era el sitio, estábamos en el lugar equivocado y nos vimos obligados a reprogramar la visita. Entonces decidimos ir directo a casa de Edith. Allí la encontramos como es normal en la época en modo nudista y nosotros al llegar a un espacio nudista inmediatamente tenemos que ponernos a tono.
Después del baño, y un análisis detallado de la situación y el tiempo corto que teníamos, enrumbamos a Imperial (distrito de Cañete) para finalmente conocer el centro de abastos importante en donde sí trabaja nuestro amigo Luis. La intención era conocer el sitio y luego almorzar. Luego de los abrazos y los saludos con Luis y su esposa dejamos a nuestro amigo Luis en su centro de labor para continuar con nuestra ruta.
El viaje era de dos días, así que teníamos que aprovecharlo al máximo. Temprano en la mañana, en lo que llegaba a Cerro azul, aún en el bus, me había puesto a buscar un lugar adecuado para hacer una caminata Nudista Naturista. Inicialmente pensé en la zona de Lunahuaná (a una hora de Cañete). Pero mirando los mapas de google encontré un sitio interesante. La Fortaleza de Ungará. Parecía que el rio estaba cerca y no estaba muy lejos de San Vicente de Cañete. Cuando le consultamos a Luis, dijo que estaban haciendo trabajos en la vía de acceso, pero no nos desanimamos. Ninguno de ellos había ido al lugar recientemente, Edith no sabia de su existencia y eso para nosotros era bueno, seguramente no habría gente por ahí. Nos fuimos a almorzar, Aldo, Edith y yo, nos dimos el tiempo de pasear un poco por la plaza de armas de Imperial y luego tomamos un taxi que nos llevaría hasta el lugar… Imposible usar el transporte público.
Como nos habían advertido estaban haciendo trabajos en la vía. El taxi nos dejó en la entrada de un pueblo y de ahí se tenía que caminar unos 40 minutos, nos dijeron. Pero la caminata fue casi de una hora. Pasando el pueblo la carretera que atravesaba los campos de cultivo estaba polvorienta y había maquinaria trabajando en algunos puntos. Era como las 4:00 pm y seguíamos caminando solo guiándonos de los mapas de google.
En la Fortaleza de Ungará
Una vez que llegamos al lugar. Es una colina desnuda en medio del inmensurable valle verde. Iniciamos el ascenso y al poco tiempo ya teníamos una vista increíble del valle de Cañete. Nos detuvimos en un terraplén y nos dimos cuenta que estábamos un poco más abajo de la mitad de la colina. Hacia arriba se miraba los restos arqueológicos de una antigua fortaleza de barro y abajo el valle, el sonido de alguna maquinaria que trabajaba a lo lejos y los ladridos de los perros. Ahí comenzaría nuestra caminata nudista. El terreno era arcilloso, no había un buen lugar para dejar las mochilas, el polvo estaba en todos lados, pero con todo nos deshicimos de toda la vestimenta e iniciamos la actividad. En ese momento pudimos constatar que el terreno era muy suave y se podía caminar sin zapatos.
Luego de las primeras tomas y el primer video, con muchas dudas, decidimos dejar toda la ropa en ese mismo lugar con la fe puesta en que la encontraríamos al retornar. Seguimos el ascenso descalzos y prácticamente solo con los celulares en las manos. La subida fue sencilla, aunque algo agotadora. En lo que ascendían Edith y Aldo yo aprovechaba para tomar algunas fotos y hacer videos cortos desde atrás y luego desde adelante para lo cual tenía que apresurar el paso y sobrepasarlos. Poco antes de la cima ya están los muros antiguos de la fortaleza que hace mucho la gente de esa parte de la costa hizo para defenderse de las invasiones de los guerreros andinos. La vista es espectacular. En la parte de arriba se ve toda la zona de Lunahuana y como baja el rio desde la cordillera. Hacia abajo el vasto valle, una alfombra verde inacabable. Todavía se podía subir mas arriba en donde hay un pequeño laberinto de muros de adobe. Cuando llegamos a la parte mas alta nos percatamos que el pueblo de Ungará está a los pies de la colina, pero eso en verdad no tenia importancia. Seguimos caminando por entre las ruinas y seguimos grabando algunos videos más.
Edith en Ungará
En lugares como estos uno no se quiere ir, pero se hacia de noche y el taxi nos esperaba como a una hora de camino. Bajamos con inexplicable paciencia disfrutando nuestro andar. Estuvimos tan asombrados y absortos de la belleza del lugar que por poco olvidamos las pocas pertenencias que habíamos llevado con nosotros que habíamos dejado sobre un muro.
Disfrutamos la bajada tanto como la subida pisando sobre ese suelo suave que casi acariciaba nuestros pies. Después de una hora y media volvimos a la pequeña explanada en donde habíamos dejado la ropa que afortunadamente seguía en su sitio. Antes de vestirnos cerramos con algunos videos más y cuando estábamos grabando el último video apareció un amigo cuadrúpedo lo cual nos hizo, por un momento, temer la presencia de otros seres humanos no nudistas en la zona pero no, solo era el cuadrúpedo que quizás solo vino a saludar.
Nos vestimos con desgano e iniciamos el descenso final. Como lo temíamos se hizo de noche, pero felizmente apareció un minibús que nos acercó al poblado donde nos esperaba nuestro taxi. Una vez en el taxi no paramos de celebrar la suerte que tuvimos de encontrar tan maravilloso lugar. El taxi finalmente nos llevó hasta la casa de nuestra amiga Edith.
https://actividadnudista.com/caminata-ungara/
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