Se dice que un gallego responde siempre a una pregunta con otra pregunta. Lógicamente, esto es una broma, y no quiero que se ofendan conmigo. Máxime si pienso adoptar una “aptitud gallega” cara a la pregunta que encabeza este artículo. Y es que, en numerosas ocasiones, sólo podemos responder a una cuestión si la matizamos convenientemente, lo que supone formularnos nuevas preguntas cuyas respuestas nos ayuden a resolver la principal. En mi blog migueldesnudo.com, en el que analizo el desnudo en el arte, he calificado a muchos de los mismos (o a sus obras) como naturistas, pero esto no responde la cuestión. Debemos replantearla.
¿Qué es el naturismo en este contexto?
El naturismo, como una filosofía que estructura un estilo de vida, surgió en Alemania a principios del pasado siglo XX. Por tanto, no deberíamos hablar de un arte naturista con anterioridad a esa época. Pero, ¿cómo lo definimos? Si, a falta de una mejor definición adoptamos, para el término naturismo, la que nos da la Federación Internacional de Naturismo:
“una forma de vida en armonía con la Naturaleza, caracterizada por la práctica del desnudo en común y cuyo objetivo es aumentar el respeto por uno mismo, por los demás y por el medio ambiente”
Apreciamos que se destaca la idea de un desnudo colectivo, desnudo entre desnudos, y un carácter integrador en la Naturaleza. La idea de un desnudo planteado no como una forma identitaria sino como un modo de relación interpersonal, es una de las bases del movimiento naturista. Entonces, ¿sólo podemos considerar naturistas las obras en las que se nos muestre un colectivo desnudo y excluir aquellas en las que una persona aislada se muestre de este modo? Miremos estas dos fotografías del fotógrafo americano Jock Sturges. La primera muestra un grupo familiar “naturalmente desnudo” en la playa. En la segunda nos muestra una joven en el mismo entorno
¿Podemos decir que esta última no es naturista? Claro está que no. Las obras hay que contextualizarlas. Es muy frecuente – y especialmente en fotografía – que las obras estén destinadas a una visión conjunta. Sturges mostró la evolución de un grupo de familias, siempre las mismas, durante 20 años, retratadas en sus veraneos en Montalivet (Francia).
La idea, expresada en la definición, de armonía con la Naturaleza, parece sugerir que la representación debe incluir espacios abiertos y prácticas deportivas (por ejemplo, en Riebicke o Kurt Reichert). Tampoco debemos ser rígidos con esta idea que incluiría obras como la de Diane Arbus, que nos muestra a “un jubilado y su mujer en un campo nudista por la mañana”.
¿Entonces nada de sexo?
Pero los elementos más conflictivos relacionados con el naturismo van referidos a la sexualización de la imagen. Como no somos ángeles y tenemos cuerpos sexuados, nuestra sexualidad se proyecta consciente e inconscientemente en nuestra mirada. El naturismo, consciente de ello, no se opone a ninguna forma de expresión sexual, pero intenta mantenerlas dentro del espacio privado. Ninguna manifestación sexual más o menos explícita resulta aceptable para una obra artística naturista. Aun así, ¿qué ocurre cuando el artista proyecta de algún modo su identidad sexual en la obra? Es relativamente frecuente dentro del denominado «arte gay» o «queer» la sobreexpresión de los genitales o de características físicas asociadas a la masculinidad. ¿Es admisible?¿Dónde está el límite?. Y, por último, el problema infantil. La infancia desnuda fue, hasta el siglo XX un símbolo de naturalidad e inocencia. Ya no siempre es así, pudiendo contaminarse con miradas sexualizadas, unas veces por parte del artista, otras, inevitablemente, de algunos espectadores.
Muchos conceptos, muchos enfoques y multitud de puntos de vista. La mirada del espectador también condiciona. ¿Qué opinas tú? (comentarios sujetos a moderación?
https://naturaten.wordpress.com/
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